El dilema de Barbie y Ken
No es que no se lleven bien, ni que no se entiendan, sino que se informan por distintos medios para saber qué va a pasar con el clima. Esto, evidentemente, no les está dando buenos resultados. En el último número de EXACTAmente tratamos de dilucidar por qué es, a veces, tan difícil hacer un pronóstico confiable.
Las predicciones meteorológicas son indispensables tanto en decisiones menores (y tan importantes como “qué me voy a poner”) como en aquellas que involucran áreas críticas (medir el impacto de lluvias en zonas inundables, controlar el tráfico, planear construcciones y muchas otras). Más allá de los avances tecnológicos, hay ciertos momentos del año en los cuales los pronosticadores se ven sorprendidos por fenómenos inesperados. Lo que sucede, es que es más probable que en época estival el pronóstico falle. Esto es por varias causas. Las tormentas veraniegas se producen más rápidamente que las invernales, y pueden desarrollarse en áreas muy pequeñas.
Las herramientas con las que cuentan los especialistas para pronosticar al aparentemente impredecible clima son los modelos numéricos, que funcionan bien para escalas espaciales grandes (mayores a 50 kilómetros de diámetro), pero requieren ser alimentados con muchos datos y supercomputadoras que puedan lidiar con los mismos. También está el radar meteorológico que permite pronosticar tormentas a muy corto plazo (de una a tres horas), y los viejos y queridos satélites.
Pero la última herramienta, y quizás la más importante, sigue siendo la experiencia de pronosticador, que pueda compaginar adecuadamente toda esa información y hacer un ensamble propio, que nos permita acercarnos un poco más a dilucidar los caprichos de la naturaleza (que al fin y al cabo es la que decide).
En la nota completa de EXACTAmente 45, Meteorólogos del Servicio Meteorológico Nacional e investigadores del Centro de Investigaciones del Mar y de la Atmósfera, del Departamento de Ciencias de las Atmósfera y los Océanos de la FCEN, y profesionales de E-met analizan estos problemas y herramientas, y nos cuentan virtudes, deficiencias y posibilidades futuras. Aparentemente Barbie y Ken deberán, por ahora, elegir bien a sus pronosticadores si quieren salir juntos y no desentonar.
Fuente: ¿Paraguas o sombrilla? por G.Stekolschik. EXACTAmente 45.